La reestructuración del fútbol profesional y juvenil de la Asociación Atlética Argentinos Juniors para este 2019 trajo una grata noticia: la vuelta de José Luis Calderón a la institución. En esta oportunidad, el ex delantero, referente y artífice principal del título obtenido en el Clausura 2010, asumió la función de ser el nuevo Director Técnico de la Reserva del “Bicho” y tendrá por delante la difícil e importante tarea de trabajar con los jóvenes talentos de “El Semillero del Mundo”, quienes poco a poco asoman por un lugar en la Primera División. El flamante entrenador de los juveniles habló sobre el desafío que enfrentará en su segunda etapa en el club y mucho más, en un popurrí imperdible para todo hincha de Argentinos.
¿Cómo te llegó la propuesta para dirigir a la Reserva de Argentinos Juniors?
– Me llamó Cristian, el Presidente del club, y me propuso si me interesaba dirigir a la Reserva. Obviamente le dije que sí y al día siguiente se contactó Raúl (Sanzotti) conmigo. Ni lo dudé porque es volver a un lugar en donde uno dejó lindos recuerdos y sabe que tiene un desafío por delante, desde un lugar de privilegio.
¿Qué es lo que te atrae de trabajar con los juveniles del club?
– Lo que más atrae es la idea que tiene Argentinos y lo que uno le puede llegar a inculcar a los chicos. A partir de ahí creo que hay que ir de la mano con lo que ya vienen haciendo y mejorar las cosas que uno cree que han estado faltando. Siempre es bueno trabajar en lo que a uno le gusta y más teniendo en cuenta que Argentinos me vino a buscar para ocupar este lugar. Estoy agradecido.
¿Cómo encontraste el club?
– El club está muy ordenado. Se están haciendo las cosas muy bien, ha progresado y va a seguir progresando muchísimo con el correr de los años. Hay una bajada de línea que me parece que es muy buena y la verdad es que con eso uno está realmente tranquilo. Hay que seguir trabajando para que los chicos entiendan cuál es el camino. Por ejemplo, ser profesionales las 24 horas del día, no entrenar 2 horas y después olvidarse del resto, tratar de que estudien, que el que necesite hacer un complemento a la tarde pueda hacerlo con el permiso del profe del club y demás. Eso es invertir para su futuro y, sobre todo, tener en cuenta la exigencia que requiere el fútbol de hoy en día. No se trata de trabajar solamente cuando los tenemos en los entrenamientos, hay que ir más allá porque después entrar a la cancha te desnuda y te deja en evidencia. A la larga muchas veces el jugador se pregunta por qué no juega y la respuesta puede estar en lo que hace o deja de hacer fuera del campo. Por ahí el profe trabaja bien, pero el jugador no le hace caso al nutricionista y queda expuesto. Entonces hay que tratar de llevarlos por el buen camino y que incorporen el profesionalismo como una forma de vida.
Ya has tenido la oportunidad de dirigir jugadores profesionales, ¿qué diferencia hay en el trabajo con los más jóvenes?
– Para mí es una experiencia nueva. Acá hay un estilo y una forma de jugar que ya se viene practicando desde hace 3 o 4 años con Raúl, entonces sin modificar mucho, porque tenemos por delante la reanudación de un torneo ya empezado, pretendemos agregarle algunas cosas nuevas a lo que se venía haciendo para tratar de que los chicos sigan progresando. Obviamente es distinto porque cuando vos llegás a un plantel de Primera División ya hablás cosas básicas que las tenés desde el vamos, pero acá hay muchos conceptos buenos que los chicos ya tienen y otros que aún no los han adquirido. A medida que pasen los días vamos a ir incorporando esos conceptos y seguir trabajando para que cuando llegue el momento en el que Diego (Dabove) necesite a estos jugadores ellos estén preparados.
Teniendo en cuenta que Argentinos siempre apuesta a que sus futbolistas de inferiores nutran el plantel profesional, ¿cómo es tu relación con Sanzotti y con Dabove?
– Con Raúl hemos jugado siempre en contra. Cuando estuve en Argentinos no tuve la posibilidad de cruzarlo, así que lo conocí el día que me llamó y nos sentamos a conversar sobre este proyecto. La relación, por supuesto, es muy buena. Yo acá soy un empleado del club, trabajo para Argentinos Juniors, y él tiene una idea que trato de captar y agregarle lo que yo he aprendido en el fútbol, siempre pensando en los chicos del club. Con Diego ya me he reunido. Hablamos de cómo va a ser la forma de jugar del primer equipo para que cuando él necesite o le guste un jugador de Reserva ya suba a Primera en óptimas condiciones, sabiendo los movimientos y las cosas más importantes para estar en el plantel.
Recientemente Argentinos logró exportar jugadores al exterior con las ventas de Esteban Rolón, Nicolás González, Nehuén Pérez y Alexis Mac Allister. ¿Cómo ves la actualidad de las juveniles en este sentido? ¿Creés que hay material para que el club haga valer el mote de “El Semillero del Mundo?
– Sí, eso sin dudas. Argentinos va a seguir generando y sacando jugadores. Eso le viene bien al club al club en particular, pero también al fútbol argentino en general. Y seguramente siga vendiendo. Siempre que sea beneficioso para el club, bienvenido. Por eso la idea es trabajar en conjunto. Acá cuando ganamos, ganamos todos. Y cuando perdemos, perdemos todos. Entonces a partir de ahí tenemos que transitar todos el mismo camino, porque yo quiero que después cuando alguno de nuestros jugadores emigre a otro lado esté bien y se desarrolle de la mejor manera.
¿Qué cualidades del Calderón jugador creés que te sirven para tu trabajo actual?
– Yo digo que uno va adaptando sus cualidades al momento que le toca vivir. Acá, por ejemplo, uno puede transmitir su experiencia, lo que uno jugó, lo que uno aprendió con los técnicos que tuvo y que lo marcaron. En este sentido, uno intenta cambiar los entrenamientos permanentemente y trata de llegarle al jugador lo más rápido posible, tanto desde el aspecto táctico como el disciplinario y de la alimentación. Creo que hay que aprovechar las cualidades de cada uno para sacar de ahí las virtudes y corregir los defectos propios y de los chicos.
Y en contrapartida, ¿qué mañas que tenías como jugador evitás enseñarle a tus jugadores?
– Tirarse lo menos posible cerca o dentro del área… Antes te las cobraban, pero hoy cada vez te las cobran menos (risas). Yo quiero que los chicos no pierdan la alegría de jugar y de venir a entrenar. Y también que, dentro de lo disciplinado que uno puede ser, no pierdan el potrero porque es lo que hace distinto al jugador argentino y de Argentinos Juniors.
¿Cómo sos en el día a día dentro y fuera del trabajo?
– Trato de manejarme siempre de la misma manera. Yo les digo a los chicos que los trato como si fuesen mis hijos. Por ahí a veces se escapa un grito pero trato de que no pase, de acercarme después al jugador y hacerle entender qué es lo que hizo mal, o de corregirlo sin dejarlo en evidencia para que no se desanime. Me muevo tal como soy y a medida que vayan pasando los entrenamientos los chicos van a ir conociendo como me manejo y las formas que tengo, sin dejar de lado la importancia de cumplir los horarios, la disciplina, el respeto, el cuidarse. Seguramente lo van a ir viendo y creo que hablando nos vamos a ir entendiendo cada vez mejor.
¿Cuáles son los recuerdos más emblemáticos de tu carrera?
– Hay muchos. Uno se queda con la chance de haber jugado en la Selección Argentina, con el primer gol en Primera, con el título de la Copa Libertadores, también con haber salido campeón con Argentinos Juniors y retirándome de esa forma, porque no es fácil colgar los botines estando siempre allá arriba. La idea de todo jugador es retirarse siendo campeón y yo tuve la posibilidad y la suerte de hacerlo. Pero bueno, así como hay cosas buenas también hay cosas que quizás uno hoy dice que no las hubiese hecho.
Te diste el lujo también de jugar un último partido y hacer un gol para tu primer club, Defensores de Cambaceres…
– Sí, es verdad. Por eso yo digo que esa también era una cuota pendiente, despedirme en donde empecé. Para mí fue un orgullo, algo muy lindo, porque la gente de Cambaceres estaba esperando que cumpliera con la palabra.
¿Y de tu paso por Argentinos? ¿Con qué te quedás?
– Primero con el campeonato, claro. Después el grupo humano que encontré, tanto a nivel cuerpo técnico como jugadores y utileros. Era un grupo que estaba muy unido en el que tirábamos todos para el mismo lado. No habíamos arrancado bien, pero el equipo siempre siguió empujando, siguió creyendo, hasta que se logró esa gran seguidilla de partidos invictos y se marcó la diferencia.
Cuando se fue Borghi en 2010 se llegó a rumorear tu nombre para reemplazarlo como director técnico, ¿te decepcionó que no se haya concretado esa posibilidad o te parecía que no era el momento?
– No, conmigo nunca habían hablado ni llegué a tener una reunión con nadie. Por ahí cada vez que se iba un técnico sonaba mi nombre, pero no pasó de eso. Decepcionado no, esto es fútbol y es así. Cuando uno tiene la oportunidad tiene que evaluar si la puede agarrar o si no es el momento.
¿Podés elegir los mejores goles de tu carrera?
– Uno de los más lindos es el que le hice a Boca jugando para Independiente desde mitad de cancha en la vieja “Doble Visera”. Después hay otro que hice en el Nacional B para Estudiantes contra Talleres de Remedios de Escalada en cancha de Banfield, que enganché de afuera para adentro, vi al arquero adelantado y la piqué de media distancia, pegó en el travesaño y entró. Y el otro en la Supercopa del ’93, Estudiantes contra Boca, yo jugando de volante por izquierda. El “Loco” González me la da en mitad de cancha y pasé a Saldaña, Mac Allister, me cruza Soñora y cuando me sale Navarro Montoya lo eludo y la toco de derecha. Hay goles lindos, pero ese por ahí queda como el más recordado por el rival, la forma, hacía como cuarenta partidos que no perdía… Fue un muy lindo gol.
Tuviste éxito en distintos clubes, etapas y categorías a lo largo de tu carrera, ¿te sentiste realizado con los logros obtenidos?
– Uno cuando está en competencia siempre se exige buscando más y a mí siempre me decían: ‘Mirá para atrás. Porque el día que veas donde empezaste y todo lo que hiciste, ahí te vas a dar cuenta con el paso del tiempo de que todo eso estuvo bien’. Pero siempre me quedaba con ganas, no lo disfrutaba. Siempre pensando en lo que venía, en llegar a más, en entrenar. Y después, bueno, me retiré a los 40 años, ahora tengo 48, y realmente cuando me pongo a hablar del pasado y miro para atrás, uno ve el recorrido que hizo y la verdad que estoy agradecido y contento con lo que hice.
¿Qué entrenadores o compañeros te marcaron en tu carrera?
– El “Flaco” Menotti es el principal, el que más me enseñó en el fútbol. Cosas que te van quedando, por ejemplo, que el gol es un pase a la red y que para definir hay que aflojar la pierna. Después te marcan por la forma de manejar el grupo, el “Flaco” no necesitaba participar mucho de los entrenamientos, ni pegarte un grito para que todo el mundo se diera cuenta de que te habías equivocado. Otro fue Alfaro en Arsenal, que armaba los equipos prácticamente con jugadores que no teníamos actividad. Cuando fui de Independiente a Arsenal no estaba jugando y al asumir Alfaro armó un plantel con jugadores de poca participación en sus ex equipos y los potenciaba. Claudio Borghi también. Un entrenador que todo el mundo conoce lo que es por fuera, pero que en el día a día te da gusto escucharlo, ya sea dando una indicación en un entrenamiento. A veces en los entretiempos nos preguntaba: ‘¿Qué están viendo ustedes?’. Entonces le respondíamos y nos decía: ‘¿Y por qué no lo hacen? ¿Qué esperan? ¿Qué yo lo diga?’. Y después otro técnico que tuve, mucho más efusivo, gritón, que lo vive de otra manera, que es el “Cholo” Simeone. Igualmente la forma de ser no quiere decir que alguno lo viva más que otro, todos te dejan un poquito y vas tomando cosas de todos, eligiendo qué es lo que mejor va con uno mismo y qué es lo que no te gusta. Te vas encaminando por ese lado.
¿Te quedan ídolos en el fútbol?
– Ahora mi ídolo pasó a ser mi hijo. Tengo un hijo de 20 años que está jugando en Gimnasia de La Plata y pasó a ser él quien me tiene más pendiente. Uno está todo el día encima, queriendo que mejore, que me supere en todo sentido y le voy exigiendo de acuerdo a lo que voy viendo. Pero sí, hay otros jugadores que te marcan y que te asombran por la carrera que han hecho y por sobre todo por seguir compitiendo contra ellos mismos.
¿Te sorprendió que Lucas (Calderón) haya decidido pasar a Gimnasia después de haber estado en Estudiantes?
– No, para nada. Yo tengo 4 hijos y al de 10 años, por ejemplo, le digo que no tiene que ser hincha de nadie, que el fútbol te lleva así. Y después lo de Lucas no fue complicado porque fue una decisión suya. Yo le dije: ‘Tu carrera la tenés que hacer vos y tenés que elegir vos’. Porque como mencioné antes, cuando estás adentro la cancha te desnuda y ya no jugás porque sos hijo de tal o sobrino del otro. Tenés que entrar y jugar. Lucas tomó una decisión de la cual estaba convencido, y yo le dije lo que pensaba y que lo iba a acompañar. La verdad que le fue bien, hoy está muy contento y tiene la ilusión de cualquier jugador.
¿Cómo te imaginás a fin de año y cuáles son las expectativas que tenés?
– Las expectativas son muchísimas porque es un lugar muy lindo en el que estoy. Después tendré que hacer un análisis general para ver cómo me sentí y si lo que hice está bien. Al mismo tiempo, los dirigentes y Raúl también verán si están contentos conmigo, pero obviamente cuando empieza una pretemporada, un nuevo campeonato o se reanuda otro como es nuestro caso, uno tiene la aspiración de estar allá arriba y de hacer una mejor campaña de la que se hizo hasta ahora. También que la mayor cantidad posible de chicos estén en Primera División, o los que Diego (Dabove) requiera o necesite, porque cuanto menos jugadores tenga que comprar Argentinos y más pueda sacar de inferiores, mejor va a ser para el club.
¿Qué le dirías al hincha de Argentinos que se puso muy contento con el anuncio de tu vuelta al club?
– Que les agradezco muchísimo por el afecto que me han tenido desde que llegué la primera vez y que aún hoy me siguen teniendo. La verdad es que estoy muy contento de volver a este lugar, ahora desde afuera de la cancha, y les mando un cariño enorme a todos. Espero que tengamos un 2019 lleno de éxitos, con mucha felicidad, tranquilidad para la familia y trabajo para todos.
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