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El Campeón imparable

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El Departamento de Historia de la Asociación Atlética Argentinos Juniors celebra el 34° aniversario de la conquista del Campeonato Nacional 1985.


Un día como hoy, pero en 1985, Argentinos conquistó el segundo título de Primera División de su historia. Tras ochenta años de sequía, las dos primeras estrellas vinieron de forma consecutiva, con total mérito deportivo y con un fantástico nivel de juego. Esa combinación equilibrada de experiencia y juventud que creció hasta convertirse en el mejor equipo del país en su momento desfiló por este complejo torneo, alcanzando el título con una regularidad pocas veces vista.


Desde el demoledor 8-0 ante Central Norte de Salta con el que debutó en el campeonato (la mayor goleada del equipo en Primera hasta entonces) hasta la gran final con Vélez en el estadio Monumental de Núñez pasaron unos seis meses y medio. En ese lapso, Argentinos paseó su fútbol por el país a lo largo de catorce encuentros en los que sumó ocho triunfos, cinco pardas y apenas una derrota, que recién llegaría en el antepenúltimo partido. En el medio, enfrentó duros rivales de la talla de San Lorenzo de Almagro o el Ferro de Timoteo Griguol, amén de los cuatro partidos consecutivos definitorios contra el equipo de Liniers. También fueron de la partida algunos de esos bravos equipos del interior del país como San Martín de Tucumán o Belgrano de Córdoba.


Durante este torneo, el equipo estableció una marca todavía no igualada por otra formación de nuestra institución: un invicto de 21 juegos consecutivos por torneos oficiales de Primera. El aspecto si se quiere negativo fue que Pedro Pablo Pasculli, una de las figuras del equipo, dejó el club a mediados del certamen. La partida del gran goleador no fue tan lamentada, porque fue el hecho que dio lugar a la consolidación de Claudio Borghi en el once titular.


En resumen (y más allá de que el certamen no tuvo formato de liga), se obtuvieron 18 puntos sobre 28 posibles, redondeando así una efectividad superior al 64%. Por supuesto, tales guarismos se vieron refrendados por la solidez del equipo, que aquí y en todas partes fue ofensivo, inteligente y protagonista. Eso se refleja en los ¡veintinueve! goles convertidos en catorce juegos, superando los dos tantos promedio por partido.


Muchos recuerdan la infinidad de idas y vueltas en la definición con Vélez Sarsfield, club con el que por entonces arreció profundamente la rivalidad. Lo cierto es que, en el balance, Argentinos hizo pesar su gran actualidad, y demostró que la doble competencia no es imposible. El diferencial hecho por referentes como “Quique” Vidallé y “Pepe” Castro en los momentos clave fue más fuerte que los goles del entrerriano “Comitas”, el más destacado jugador fortinero por entonces. Nuestro club sumó su segundo título consecutivo con el que muchos consideran el mejor nivel de juego jamás visto, sólo comparable con el del mítico equipo de 1960. Además, en estos partidos tomó forma la formación que sale de memoria cuando se habla de nuestra época de oro. La frutilla del postre vendría poco más de un mes y medio después, sumando la tercer conquista luego de una inolvidable final en Paraguay. Pero esa es otra historia…


Autor: Prof. Tomás Gonzalez Messina

Fuentes: Revista “Sólo Fútbol” (VV. EE., julio a septiembre de 1985).

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