Argentinos Juniors cayó por 2-0 ante River Plate en el Diego Armando Maradona y se despidió de la Libertadores 2021. Triste final en la Copa para un equipo que había insinuado estar para más en los siete partidos previos.
Argentinos Juniors tuvo una mala noche de miércoles ante River en condición de local. La asimetría en el rendimiento entre los dos partidos de la serie parece difícil de entender. Siete días atrás, el equipo cosechó elogios y dio por tierra con los repetidos vaticinios de unos octavos de final accesibles para River que se repetían en muchos medios. Anoche, apenas fue una sombra de lo que viene siendo en los últimos tiempos. Cayó en la trampa planteada por Marcelo Gallardo y estuvo 98 minutos sin la reacción o la rebeldía que le hubieran permitido emparejar el trámite.
El conjunto visitante acusó recibo del partido de la semana pasada en el Monumental. Saltó al campo de juego de La Paternal dispuesto a dominar las acciones y a controlar la pelota. Sobre todo, puso el énfasis en dos cuestiones tan básicas como fundamentales. Primero, hegemonizó por completo el medio de la cancha de la mano del eficaz tándem entre Enzo Pérez y Bruno Zuculini (ambos de brillante rendimiento y las verdaderas claves del triunfo). Segundo, interrumpió los habituales circuitos de juego de Argentinos, ajustando la marca sobre cuatro futbolistas clave en el esquema: Elías Gómez, Jonathan Sandoval, Jonatan Gómez y Gabriel Ávalos. Así, el equipo no tuvo la sorpresa ni la claridad en el manejo ofensivo que lo habían llevado a dar el golpe siete días atrás en Núñez.
Sin embargo, la primera media hora de partido estuvo algo disputada. Si bien el millonario fue avasallante durante el inicio, sobre los 15’ el local emparejó temporalmente la posesión de pelota y pudo hilvanar alguna que otra jugada en ataque. Más allá de esos minutos, la ofensiva y el dominio fueron todos de River. Argentinos insistió hasta el hartazgo en el recurso de salir desde el fondo siempre tocando con el arquero, algo que ya lo había complicado el último domingo ante Independiente. La presión de los arietes riverplatenses hacía que, más temprano que tarde, se termine saliendo de todos modos con un pelotazo largo, pero forzado. Resulta difícil entender cómo no se acusó recibo de que la cuestión no funcionaba y por qué no hubo alternativa a lo largo del juego.
Sobre los 34 minutos, llegó el primer tanto del partido. En la segunda o tercera jugada que Argentinos desperdició en ofensiva por apresurar el pase, recuperó River y saltó líneas con un pase larguísimo. Matías Suárez, bien cubierto por Torrén, pudo habilitar a Braian Romero. Carlos Quintana, responsable de neutralizar al ex Argentinos, perdió la vertical y tuvo una gran perspectiva del impresionante derechazo que el número 19 de River colgó del ángulo izquierdo de un Chaves que nada podía hacer. El 1-0 en contra no sacó al equipo del partido en un primer momento. De hecho, enseguida hubo una buena tapada de Armani a un disparo de Hauche luego de una estupenda habilitación de Mac Allister tras el rebote de un tiro libre. Lamentablemente y pese a que restaba más de un tiempo, esa fue quizás la última llegada con algo de claridad de Argentinos.
La segunda parte traía la esperanza de que Milito hubiera podido desentrañar el intrincado mediocampo y que hiciera los ajustes en ofensiva en tal sentido. Sin embargo, el entrenador optó por reemplazar a un movedizo Cabrera para seguir poblando la mitad de cancha. Ávalos, anulado completamente por Martínez, llegó hasta el final del partido a pesar de no haber podido recibir jamás una pelota limpia. River sacó a relucir toda la jerarquía de su plantel y su mayor hándicap en los certámenes internacionales. Tuvo un rendimiento parejo que le alcanzó para incrementar la ventaja y llevarse la serie sin mayores sobresaltos. Un robo del mencionado Martínez derivó en una contra bien manejada por Suárez. El 7 habilitó nuevamente a Braian Romero para que pusiera cifras definitivas en el marcador con una definición poco ortodoxa.
Tras el segundo tanto, Argentinos terminó de caerse como un castillo de cartas. Llegaron algunos cambios que no tuvieron influencia en el juego (más y más volantes que se sumaban al atolladero) y un tanto bien anulado a Carrascal a instancias del VAR. Fue doloroso ver cómo un equipo que tiene un probado potencial casi no opuso resistencia al mismo rival con el que se había tuteado unos días antes. De todas formas, cerró una buena campaña en la Copa considerando la dificultad de los rivales y su rodaje relativamente escaso en estas competencias.
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