El DT cuenta cómo trabaja el plantel durante la cuarentena. Dice que se mantiene en contacto con otros entrenadores, insiste en que la falta de horarios hace que uno se “desafine” y valora la confianza con los jugadores para sobrellevar el presente. “La idea es estar vinculados sin invadirlos demasiado”, avisa.

Suena el teléfono y Diego Dabove se toma unos minutos antes de contestar. Su concentración está puesta en algún partido que se jugó hace meses. No es la primera vez que lo analiza: lo observó una y otra vez, y aun así sigue encontrando detalles inéditos. “Estoy sacándole mucho jugo a repasar todo el período desde que llegamos hasta hoy. También los videos de entrenamientos… Estoy sacando muchas conclusiones, de cosas positivas y negativas”, cuenta.

El entrenador, que volvió a La Paternal en diciembre de 2018, vive el aislamiento social preventivo obligatorio entre reuniones virtuales, charlas telefónicas con sus jugadores y el videoanálisis. Si bien entiende que su situación no dista demasiado de la de otros equipos, intenta exprimir al máximo esta época sin fútbol. “Ahora -cuenta- le estoy prestando atención a todo lo nuestro. Veo cómo fuimos mejorando y qué queda por corregir. Y con el cuerpo técnico evaluamos qué podemos ir agregándole al entrenamiento, como hace la mayoría”.

– ¿Están en contacto con otros cuerpos técnicos?
– Sí, incluso de otras ligas. Nos conectamos vía Zoom y por lo general hablamos de lo que venimos haciendo cada uno. Todos mantenemos una rutina física similar, aunque cada profe le da su impronta. Después, la charla se va volcando para el lado de lo futbolístico: cada uno con su forma de trabajar, de ver el fútbol y de jugar. Ahí sacamos conclusiones y se arma una ida y vuelta que deriva en charlas de una hora y pico o dos.

– ¿Y con los jugadores? ¿Cómo se comunican?
– Yo fui hablando por teléfono. Los voy llamando de a tres, de a cuatro, de a cinco… No es algo diario: la idea es estar vinculados sin invadirlos demasiado. Los que por ahí están más en contacto son los profes y, claro, la nutricionista y el psicólogo.

– ¿Cómo es su rutina?
– Están intentando sostener la condición física. Es complejo, porque hay muchachos que están en departamentos muy pequeños y les cuesta, entonces se apoyan mucho en los profes que son los que les mandan la rutina. Hoy es fundamental sostener el orden: intentamos que se sigan acostando y levantando a determinada hora, que se entrenen por la mañana y que respeten los horarios de las comidas, cosa de que se sienta lo menos posible.

Argentinos estuvo entre los cuatro equipos que hicieron rodar la pelota por última vez. Y, aún con un futuro incierto por delante, varios jugadores aprovecharon para tomar prestados algunos elementos del club para así poder entrenarse. “Otros se compraron cintas y demás elementos para poder hacer todos los ejercicios. De entrada se llevaron los GPS para tener algún control, pero todos los equipos estamos en la misma: comunicándonos por Zoom y entrenando dentro de las posibilidades”, detalla el DT.

– ¿Tratás de charlar con ellos de otros aspectos, más allá de la rutina física?
– Sí, claro. Primero que nada los llamo para ver cómo están, después charlamos un poquito de cómo están entrenando y ahí aparece el tema del encierro. Esto es nuevo para todos, sobre todo para nosotros que en el fútbol tenemos horarios para todo constantemente… De alguna manera te empezás a desafinar. Entonces tratamos de estar lo más encima posible aunque, como decía, sin invadirlos.

– ¿Cuánta ventaja les da en medio de esta incertidumbre el hecho de conocer a los jugadores?
– Muchísima. Es algo que hemos hablado y analizado con el cuerpo técnico, porque al llevar casi un año y medio en el club, ya la relación y la confianza que hay es muchísima. Eso ayuda en las charlas que tenemos a diario.

– ¿Te preocupa lo que pueda pasar cuando se reanude el fútbol?
– Sí, porque está clarito que vamos a necesitar todos, como mínimo, un mes de preparación. Una pretemporada buena y bien completa, porque la pérdida de la condición física va a estar. Obviamente va a ser para todos igual: acá nadie le saca ventaja a nadie, porque estamos todos en la misma, pero vamos a necesitar achicar el margen de error al mínimo.