Argentinos Juniors hizo un buen partido anoche ante River Plate y se trajo a casa un empate sumamente valioso. Final más que abierto para una serie que se definirá el próximo miércoles por la noche en La Paternal.

El primer equipo masculino de Argentinos Juniors volvió al ruedo luego de poco más de un mes y medio. Tuvo un duro compromiso ante River Plate por el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores de América 2021. El equipo de Gabriel Milito demostró estar a la altura de las circunstancias y se trajo un empate en uno. Obtuvo también el valioso tanto de visitante que puede resultar decisivo para la clasificación.

El encuentro comenzó de muy buena manera para el visitante, que salió a la cancha con mucha actitud y decidido a pisar el área rival. Una vez más, el principal recurso estaba en el toque y las trepadas por las bandas. Enseguida, el avezado entrenador rival tomó nota de los circuitos de juego y ajustó las marcas. Enzo Pérez puso en juego todo su oficio y fue uno de los puntos altos. En tándem con Nicolás de la Cruz, se dedicó a contener a Franco Moyano, mientras que Montiel, Díaz y Martínez hacían lo propio con Hauche, Ávalos y Florentín.

Así, River pudo monopolizar la pelota y comenzó a poner en apuros a la defensa rival con el recurso tan viejo como válido de saltar líneas mediante pases largos. Una gran trepada de Braian Romero tras un estupendo pase en profundidad de Díaz agarró a contrapierna a la defensa del Bicho. El ex Argentinos, debutante en River, resistió bien un desesperado embate de Kevin Mac Allister y centró para Suárez, quien puso el 1-0. Luego del tanto, el millonario estuvo largos minutos asediando a una defensa que jugaba al límite en casi todas las jugadas, a la vez que el mediocampo estaba asfixiado por el estrecho marcaje rival. Una vez más (¿y van…?), un sobrio Chaves fue una garantía para proteger su valla.

En torno a los veinticinco minutos, River redujo la intensidad y Moyano pudo hacer pie en el medio. Desde entonces, Argentinos pudo aprovechar mejor la posesión de pelota y tuvo su clave ofensiva en Elías Gómez. Si bien las trepadas del rosarino traían peligro, quedaban en la nada ante la férrea marca sobre los hombres de ataque. El primer tiro neto al arco llegaría recién a los cuarenta minutos. El número 24 del visitante ejecutó un lateral y luego de recibir la devolución sacó un centro magnífico a la cabeza de Sandoval. El uruguayo apareció por sorpresa a espaldas de Milton Casco y encontró a Gabriel Hauche en el área chica. El demonio, criticado en su momento por la expulsión ante Universidad Católica, pudo resarcirse en un momento clave. Mandó la pelota al fondo de la red, ratificando al menos tres viejas máximas del fútbol. Primero, que dos cabezazos en el área terminan en gol. Después, que los goles que no se hacen en un arco se sufren en el otro (Matías Suárez había desperdiciado dos chances clarísimas para estirar la ventaja). Por último, que los goleadores aparecen cuando menos se los espera.

El tanto desorientó a un River que terminó cayendo en el juego de Argentinos. La segunda parte, mucho más física y deslucida que la primera, trajo una mayor posesión por parte del local y algunas llegadas aisladas que no hicieron pasar apuros ni a Chaves ni a Armani. Además de todo, el pesado campo de juego (encharcado desde el inicio como si hubiera habido una gran tormenta cuando apenas lloviznaba) hizo mella en las piernas de los futbolistas. El espectáculo decayó, con Argentinos llenándose de tarjetas amarillas promediando la segunda mitad.

El balance del partido es indudablemente positivo, sobre todo considerando que se enfrentó a uno de los mejores planteles del continente en un certamen en el que se siente muy cómodo. Sin embargo, eso no debe llevar al conformismo. Lo más importante que demostró el equipo de Milito fue que cuenta con la capacidad de llevarse la serie. Tiene el potencial y la confianza para lograr la hazaña el próximo miércoles en el estadio que lleva el nombre de su ángel guardián y amuleto.