Marcelo Ríos es el entrenador de la séptima división de Argentinos y sub-coordinador de las tres categorías más chicas del fútbol juvenil.

«Desde que se decretó la cuarentena, enseguida encontramos la oportunidad de entrenar por Zoom, creo que fuimos de los pioneros, y desde entonces es la forma que tenemos para sostener la actividad todos los días», empezó relatando el ex responsable de las inferiores de San Telmo, a lo que agregó: «Los primeros días vimos qué espacios tenía cada jugador y eso nos sirvió para adaptar los ejercicios y que todos puedan practicar lo más parecido posible».

Los chicos entrenan desde enero sin parar y aún no pudieron competir oficialmente, ya que la primera fecha fue suspendida por lluvias. La incertidumbre por la vuelta crece día a día y es difícil hablar de plazos, cuando aún no se sabe qué pasará con el fútbol profesional. «Apovechamos este tiempo para trabajar lo físico-técnico y lo teórico. Hacemos charlas sobre el sistema de juego y los hacemos participar a ellos. Les pedimos que elijan un equipo y que lo analicen. Honestamente, salen cosas muy buenas, estoy gratamente sorprendido por el conocimiento de juego que tienen» comentó Marcelo.

Además de formarlos desde lo futbolístico, en lo teórico los errores posicionales o posturales también se corrigen: «El error en el campo lo mostramos a través de videos personalizados de los ejercicios o partidos que tuvimos en la pretemporada; mientras que con zoom podemos ver cómo es su postura, o cómo controla y también mostrar el error, si es que lo hubiera».

Los técnicos no sólo trabajan algunas horas a la mañana durante el entrenamiento, sino que también se reúnen virtualmente entre ellos para hacer presentaciones de diferentes equipos y charlar cuestiones sobre la formación integral del futbolista. Ríos detalló: «A veces son conversaciones tácticas, de sistemas, de diferentes acciones que desarrollan equipos nuestros o internacionales. También participan nutricionistas, psicólogos, coaches. Todo el cuerpo técnico del fútbol juvenil».

Por último, Ríos contó: «Estos entrenamientos fomentan nuestra creatividad. Es importante que los chicos se sigan viendo las caras y que entrenen en grupo, aunque sea de esta manera. A nosotros también nos sirve para conocerlos más en lo personal y si vemos que algún chico no aparece durante algunos días llamamos enseguida para ver si tiene algún problema personal o familiar. No hay que olvidarse que además de formar futbolistas, formamos personas».