El Departamento de Historia de la Asociación Atlética Argentinos Juniors tiene el orgullo de reseñar el debut como futbolista profesional de Diego Armando Maradona un día como hoy hace ya cuarenta años.
El “Pelusa” de Fiorito ya había empezado a hacer ruido mucho antes de debutar en Primera División: como el capitán e integrante más destacado de “Los Cebollitas”, ese selectivo de pibes de Argentinos que batió todos los récords posibles y se lucía año tras año en los Juegos Evita bajo la dirección técnica de Francis Cornejo; como el petiso que se pasaba los entretiempos haciendo jueguitos en la cancha de Juan Agustín García y Boyacá y que podía mantener la pelota sin tocar el piso a lo largo de los quince minutos de descanso; como el pibe talentoso de humildes orígenes en el Conurbano que llamaba la atención por su habilidad fuera de lo común ni bien comenzó su andar en el Semillero del Mundo; como la mayor promesa de una cantera que ya tenía buenos antecedentes, pero que llegaría a la cima del mundo para quedarse allí por siempre luego de su debut.
Por suerte para todos nosotros, Diego siempre supo que quiso jugar a la pelota y ganarse la vida de esa manera. Desde sus tres años de edad, a partir del día en que tuvo su primera pelota (esa que le regaló su primo Beto Zárate), se dedicó a despuntar el vicio día y noche en las canchitas de su barrio. Siguiendo el ejemplo de su querido y recordado padre (trabajador incansable que era el único sostén de un hogar de nueve personas), mantuvo una gran disciplina durante su etapa formativa. Eso, sumado a sus condiciones aún hoy inigualadas y a su hombría de bien, le valió la consideración mayor entre los entrenadores de las Divisiones Inferiores de Argentinos, a las que ingresó en 1973 tras adjudicarse junto a los “Cebollitas” el Campeonato Argentino Infantil. La formación deportiva y profesional de ese zurdo pícaro y encarador se había profesionalizado definitivamente. Atrás habían quedado los sinsabores de un hogar donde apenas alcanzaba para que toda la familia se alimentara diariamente. Diego estaba en camino de ser un futbolista de élite (y, postreramente, de ser el mejor de todos), y tuvo la fortuna de recaer en el club que más se enfocaba en la formación de jóvenes talentos como él. Si bien Argentinos ya tenía cierto reconocimiento por haber alumbrado a cracks como Héctor Pederzoli, “Osquita” Di Stéfano, “Nicha” Sainz, Guillermo Minle, “la radio” Pando, José Pekerman y “Tucho” Caputo, era difícil que alguien estimara lo que iba a pasar con Maradona, pese a que nadie ignorara su enorme habilidad y sus grandes condiciones como líder y referente de planteles.
Diego se desempeñó por apenas tres vertiginosos años en las formativas: en su primera temporada el equipo ganó el torneo de Novena división. En 1974 tuvo un rendimiento superlativo en la Octava y, por tal motivo, fue subido a Quinta al año siguiente. Apenas jugó cuatro partidos en esa divisional pues sus rendimientos eran de tal calibre que ya estaba en boca de todos y había llamado la atención tanto de Próspero Cónsoli, entonces presidente del club, como de Juan Carlos Montes, el DT de la Primera. Tras sólo tres encuentros en la Tercera, el presidente dio vía libre para que Maradona fuera convocado al primer equipo. Todo estaba dispuesto para que ese petiso de rulos de apenas quince años de edad hiciera entre los grandes las mismas maravillas que desparramaba en los partidos de juveniles ni bien comenzara el Nacional, el 12 de septiembre de 1976. Ajeno a estos entretelones, el pibe seguía haciendo su camino en las Inferiores. En un encuentro ante Vélez del que formó parte, el árbitro tuvo una actuación desafortunada que le valió la reprobación del Pelusa, que no podía disimular su decepción ni tampoco el enorme carácter que luego lo haría famoso. Corría el 21 de agosto y ese informe arbitral de un partido a priori intrascendente de divisiones menores puso en evidencia algún dicho desafortunado del 10 de Argentinos, e implicó una suspensión por indisciplina que postergó hasta la octava fecha del Nacional el debut del “10” entre los grandes.
Se han escrito bibliotecas acerca del primer partido como profesional de Diego Armando Maradona, el que aquí nos convoca y del que hoy se cumplen 40 años. Todos afirman convencidos haber estado allí, en ese Argentinos-Talleres jugado en Juan Agustín García y Boyacá un miércoles 20 de octubre de 1976, en el que ese memorable equipo cordobés que contaba con baluartes de la Selección argentina como Valencia, Oviedo y Luis Galván superó a Argentinos por 1-0 con gol del “Hacha” Ludueña a los 27’ del primer tiempo. Todos saben que debutó con la camiseta Nº16 en reemplazo de Rubén Giacobetti en el inicio del segundo tiempo. Todos saben que en su primera jugada dejó desairado al volante derecho del equipo “tallarín” (su marcador, Juan Domingo Cabrera) tras humillarlo con un caño, sacando a relucir la desfachatez que el DT Juan Carlos Montes le había pedido antes de ingresar…pero, además de eso, todos saben que desde ese día Argentinos Juniors forma parte de la historia grande del fútbol mundial. Que desde entonces pasamos de ser un equipo humilde y simpático a ser admirados en todas partes por los productos surgidos de nuestro Semillero, que se vio por cierto potenciado tras el debut de Maradona. Que con esa revelación pasamos de ser uno más entre los mal llamados “equipos chicos” para ser una institución única en el fútbol argentino y mundial, tal vez sólo comparable con el Santos (donde se inició Pelé), con el Ajax (que formó a Cruyff) o con el Barcelona (que fue plataforma de despegue para Messi). Que desde ese día tenemos algo más grande que cualquier campeonato por su carácter único, por su condición de privilegio inigualable. Que, desde entonces, Argentinos es una pieza clave en la historia del fútbol argentino. Ni más ni menos: Argentinos es Maradona y Maradona es Argentinos.
Lo que tal vez escapa al conocimiento del público masivo más allá del club es el fantástico desempeño que tuvo el “Pibe de Oro” en sus cinco temporadas en el club, a lo largo de las cuales estableció varios récords: aún hoy, los 116 goles que convirtió en Primera División son la mayor cifra individual para un futbolista del club en la máxima categoría (sólo superada por el registro de Héctor Ingunza, quien convirtió 142 tantos por torneos de Segunda). Fue también el primer jugador de Argentinos en ser máximo anotador del campeonato de Primera en cinco ocasiones diferentes, el único futbolista del club en ganar el premio Olimpia (que conquistó en 1979 y 1980, y luego algunas veces más defendiendo las camisetas de otras instituciones), el primero en ser campeón mundial juvenil siendo futbolista del club en Japón 1979 (en lo que fue su primer título como jugador), el capitán más joven de la historia del equipo y, hasta la fecha, el jugador vendido por el mayor importe en toda la historia del club tanto en términos absolutos como en cifras relativas: su pase al Barcelona de España en 1982 representó un inédito ingreso de 5.800.000 dólares.
Excede a este artículo detenerse en la plétora de hechos anecdóticos que se dieron en la larga trayectoria de Diego en el club, como el curioso dato de que tanto su primer gol como su centésima conquista fueron convertidas a San Lorenzo de Mar del Plata, como su rol decisivo en el subcampeonato de 1980 (de cuya definición estuvo ausente por estar concentrado con la Selección nacional y que, de todas formas, fue la mejor clasificación hasta ese momento en la historia del club), como el hecho de que Argentinos comenzó a mudar asiduamente su localía cuando Maradona estaba en el plantel por la inmensa afluencia de público que implicaba su presencia en el equipo, como su memorable gol a Huracán en Parque Patricios el último día de julio de 1977 (que el propio Diego supo calificar como “mejor que el segundo gol a los ingleses en el Mundial de México 86”), los recordados 4 goles que le convirtió a Hugo Gatti en un Argentinos-Boca en el estadio José Amalfitani un 9 de noviembre de 1980 tras algún entredicho periodístico, o su último partido oficial con la camiseta del Bicho, en un triunfo por 2-1 ante Platense en el viejo estadio de Boyacá un 23 de noviembre de 1980 por el Torneo Nacional. Lo cierto es que Maradona no sólo es importante para Argentinos Juniors por su renombre a escala mundial, que, como se ha dicho, trajo aparejado el reconocimiento unánime y definitivo del mundo del fútbol respecto del club. Los logros futbolísticos que consiguió desde ese lejano 20 de octubre de 1976 son más que suficientes para listarlo sin ningún atisbo de dudas entre las figuras individuales más importantes en la historia del club y, tal vez, la más decisiva y desequilibrante de manera individual dentro del campo de juego.
¡Salud, Diego querido! Argentinos es tu cuna y tu casa para siempre. En esta ocasión especial extendemos también nuestro cariño y nuestra gratitud eterna hacia toda tu familia, particularmente a tus amados y recordados padres, quienes también se metieron en el corazón de la gente de Argentinos Juniors.
Referencias bibliográficas:
Frasso, Hugo, Argentinos Juniors, historia de un sentimiento. Buenos Aires,
Ed. Del autor, 2004.
Lombardi, Diego (editor), 110AAAJ, de mártires a bichos. Buenos Aires, Ed.
Del autor, 2014.
Maradona, Diego Armando, Yo Soy el Diego de la gente. Buenos Aires, Planeta, 2000.
Referencias hemerográficas:
Diario Clarín Deportivo (VV. EE.)
Diario La Nación (VV. EE.)
Diario La Prensa (VV. EE.)
Revista «El Gráfico», Nº 218, Edición Especial, Mayo de 2004 y Nº 4280, 14 de octubre de 2001 (y otras VV. EE.)
Revista «Sólo fútbol» (VV. EE.)
Referencias estadísticas:
Consultadas en RSSSF.com
Créditos: Osvaldo José Gorgazzi, Víctor Hugo Kurhy, Pablo Ciullini y Carlos Pablo Durhand.
Sitios web:
http://www.elgrafico.com.ar/2008/10/20/C-719-el-sueno-de-la-primera-vez.php
http://www.ole.com.ar/maradona/maradona-debut-primera-argentinos-talleres-1976_3_1233506668.html
https://www.youtube.com/watch?v=AxNaVrebeic (YouTube: Argentinos Locura)
http://es.fifa.com/news/y=2012/m=6/news=argentinos-cuna-estrellas-1657503.html
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