Conocé la historia de Pablo Minissale, el central de la Reserva que ya tuvo su pretemporada con la Primera. Revela los consejos de Dabove y muestra su costado autocrítico.
El avión se va y a su ritmo se elevan decenas de proyectos. Sus asientos están ocupados por un puñado de purretes que ni siquiera habían vivido una experiencia similar. Tienen 16 años y desbordan de ansiedad como si estuvieran a punto de debutar en la máxima categoría. No es el caso: China los espera. El otoño de 2017 está en su máximo esplendor, pero al llegar a Beijing deberán dejar las camperas y los nervios.
El camino es largo y los chicos de la Séptima de Argentinos lo saben, por eso aprovechan las horas para descansar antes de enfrentar a la selección Sub 16 del país asiático. Aunque no todos obedecen. Porque Pablo Minissale ya no encuentra un recoveco al que no haya relojeado. No puede olvidar que, hasta ese momento, sus viajes sólo comprendían dos colectivos y unos cuantos pasos desde la General Paz hasta el CEFFA. “El club me dio la posibilidad de subirme a un avión y conocer otro país que nunca imaginé conocer. No volví a volar”, asume.
Minissale, embajador de la defensa en la Categoría 2001, se crió en el Baby de José C. Paz, donde Jorge Verdala lo vio y le sugirió probarse en el Bicho con apenas seis años. Desde ese momento, el juvenil completó todo el ciclo canterano hasta llegar a la Reserva. Y, a principios de este año, tuvo su bautismo en la Primera al formar parte de la pretemporada. “Diego Dabove -cuenta- me pidió que hiciera lo mismo que venía haciendo. Que tuviera confianza de jugar como lo hago. Los defensores me aconsejaron jugar más rápido y cómo ser bicho en la marca con algunos detalles”.
Desde aquel abril, el central sabe que no hay que dejarse llevar por los sueños. Aunque todavía no dimensiona que en esa época veía los goles de Gabriel Hauche en la liga mexicana o los de Santiago Silva en la chilena, y ahora ya sabe lo que es marcarlos. “Son jugadores que con experiencia por ahí en un roce te pueden desacomodar”, analiza.
– ¿Cuánto te sirvió esa pretemporada para encarar los partidos de Reserva?
– Mucho. Hay bastante diferencia en el ritmo y roce de Primera y Reserva: es más dinámico y jugás con gente de experiencia, que no es lo mismo que enfrentar a chicos de tu edad.
– ¿Cómo afrontaste la vuelta a Reserva después de haberte entrenado durante ese tiempo con la Primera?
– Y, por un lado era sabido, pero ahora hay que hacer las cosas de la mejor manera. Por suerte me tomo las cosas con calma, como cuando me llamaron para la pretemporada me sorprendió bastante y me alegró que se hayan fijado en mí.
-¿Sos muy autocrítico?
– Sí, bastante. Apenas termino los partidos los analizo. También miro los videos, que siempre te marcan algún detalle más. De hecho, mi papá suele acompañarme y señalarme las cosas… ¡Es más crítico que yo!
– ¿Qué notás que le falta a tu juego?
– Ser más dinámico, si me comparo con el ritmo de Primera. Tener más intensidad, principalmente, y tengo que hacer más goles también, ja.
Pablo Minissale tiene 19 años, 107 partidos y 11 goles en las Inferiores, y otros 10 juegos en la Reserva, donde todavía no convirtió. Pero no necesita volver a subirse a un avión. Porque su carrera despegó aquella noche de 2017, cuando se abrochó el cinturón y espió el cielo por la ventanilla: desde ese instante, sus sueños descansan en las nubes.
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