Argentinos Juniors derrotó por 3-1 a Colón en el Diego Armando Maradona. Con solvencia, dejó atrás dos derrotas consecutivas por la Liga Profesional y superó el planteo mezquino del último campeón.
Argentinos Juniors parecía haber encontrado un sendero de relativa solidez reforzado por los buenos resultados en el torneo local. En el partido del lunes por la tarde ante Colón, dio la sensación de haber recuperado ese camino del que se había extraviado en las dos últimas jornadas. Además, tuvo el mérito de poder doblegar a un rival que vino al Diego Armando Maradona únicamente a defenderse y buscar un contragolpe salvador. Esa clase de oponentes suelen ser los que le plantean desafíos más arduos a la formación de Gabriel Milito.
El equipo logró convertir en los primeros minutos del partido, algo que por lo general también le suele resultar esquivo. Pegó primero tal como en los duelos ante San Lorenzo y Racing y volvió a quedarse con los tres puntos. El primer tanto fue de Gabriel Carabajal y llegó a los 16’ en una jugada que él mismo condujo. Luego de abrir para Florentín, fue a buscar el centro de Cabrera libre de toda marca. Definió a quemarropa al cuerpo de Burián y pudo capturar el rebote con un preciso cabezazo que entró cerca del palo derecho del trastabillante arquero.
El resultado era justo siendo que Argentinos era mucho más. En el puñado de veces en que fue francamente vertical, cayó en sucesivos offsides ya que el achique era la estrategia defensiva preferida del sabalero. El tanto del número ocho, una vez más de buen rendimiento, rompió esa inercia. Enseguida, Florentín estuvo cerca de estirar la ventaja tras conectar muy bien con Nicolás Reniero. Burián pudo contener en dos tiempos y comenzó a ser uno de los hombres más destacados de la tarde. A tal punto se jugaba en torno al área de San Blas que cuatro minutos después fue Reniero quien pudo poner el 2-0. Nuevamente el arquero uruguayo se hizo notar conteniendo el disparo ¡con su rostro!
Cuando Colón pudo emparejar siquiera transitoriamente la posesión de pelota, una de las viejas máximas del fútbol volvió a decir presente: eso de que los goles que no se hacen en un arco se hacen en el otro. Tras un par de buenas respuestas de Lanzillota en sendas llegadas claras, nada pudo hacer ante un remate de Rodrigo Aliendro desde el corazón del área. El volante recibió un estupendo centro desde la izquierda. Se despegó de la marca de Mac Allister con un gesto técnico y definió en total soledad para poner el empate. Argentinos sintió ese impacto y recuperó la iniciativa con una gran jugada de contragolpe articulada por Gabriel Florentín. Nuevamente Burián respondió correctamente y rechazó con un rebote largo que Ávalos no pudo aprovechar. Sobre el final del primer tiempo, Colón pudo ponerse en ventaja en una jugada aislada en que Argentinos tiró mal el achique. Instantes después, la visita se quedó con 10 por roja directa a Aliendro tras una burda falta a un Javier Cabrera que se iba solo contra el arquero.
La expulsión tuvo más influencia en el desarrollo del juego que cualquiera de los goles. El segundo tiempo fue un monólogo del equipo local, que tuvo al menos cinco llegadas claras. Sin embargo, el rígido abroquelamiento de los jugadores de Colón complicaba cualquier jugada en ofensiva. El partido se disputaba enteramente en los ¾ de cancha del sabalero, pero costaba ingresar a los toques a un área superpoblada por sus líneas de defensores y volantes. Además, las marcas personales sobre Ávalos y Reniero no les daban respiro. Hubo que esperar hasta los 33 minutos y fracción para que el ex San Lorenzo ponga el 2-1. El tanto no sólo llegó en una de las pocas ocasiones en que los jugadores pudieron entrar tocando al área rival. También vino gracias a una definición sublime de Reniero, quien desorientó al arquero desviando el centro de Luciano Gómez con el taco desde el vértice del área chica.
Como también suele suceder, el gol que finalmente pudo doblegar a la férrea defensa rival señaló el punto de quiebre definitivo. Tres minutos después, el ingresado Mateo Coronel coronó con gol una muy buena jugada personal en la que definió al primer palo en el momento justo. Con el 3-1, el equipo tuvo sapiencia para hacer control de pelota y merodeó el cuarto gol, dejando en segundo plano la mala labor del árbitro Trucco. Esta victoria no sólo es valiosa por quebrar la racha de dos caídas consecutivas, sino también por haberse conseguido a pesar del planteo del rival. Además, se dio en uno de los partidos que antes no se podían resolver satisfactoriamente. Por último, demuestra que el equipo recuperó la memoria y que sigue creciendo más allá de las individualidades.
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