Un aniversario inolvidable

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El día de su 77° aniversario, Argentinos visitó a San Lorenzo en Ferro en un duelo a todo o nada por la permanencia en Primera. Recordamos un partido bisagra en la historia de ambos clubes.


El primer equipo de Argentinos arrancó el año 1981 con ciertas incertidumbres. Diego Armando Maradona ya había sido cedido a préstamo con opción de compra a Boca. El club de la ribera se comprometió a desembolsar una cifra sin precedentes para el fútbol mundial y a eso le sumó los pases de los futbolistas Carlos Randazzo, Carlos Salinas, Osvaldo Santos y Oscar Rotondi, y los préstamos de Mario Nicasio Zanabria y Miguel Ángel Bordón. La idea era suplir a Diego con lo que prácticamente era un equipo nuevo, con varios jugadores con buenos antecedentes, y además ingresar una cuantiosa suma de dinero que habilitaría potenciar las instalaciones del polideportivo. Los pormenores de ese préstamo -y la irregularidad de Boca para cumplir con los pagos asumidos- trajeron cierta polémica en el club, reflejada en los varios comunicados que emitió al respecto la Comisión Directiva de entonces. Minucias aparte, nuestro Pelusa pronto comenzó a descollar en el xeneize, mientras que Argentinos, subcampeón por primera vez algunos meses antes, no encontraba su rumbo.


Apenas dos triunfos en las primeras catorce fechas trajeron preocupación. El equipo marcaba mucho, valiéndose de buenos valores como Pedro Pasculli, el “loco” Salinas, Eugenio Morel Bogado o Pedro Magallanes, pero ciertamente no era el mejor en el aspecto defensivo. Los malos resultados condujeron inmediatamente a volver a disputar la pelea de abajo, de la que nos habíamos olvidado por algunos años tras el auge maradoniano. El barco se enderezó con triunfos ante Sarmiento de Junín y Unión sobre el final de la primera rueda, y un empate como local ante San Lorenzo, club que transitaba un abrupto proceso de decadencia. Dos años antes había perdido el predio de Avenida La Plata donde se encontraba su estadio en circunstancias muy turbias, propias de aquellos años de plomo que padeció nuestro país. Lo deportivo iba en zaga con esa crisis institucional, y también acabó luchando por la permanencia en ese Campeonato de Primera División de 1981.


La segunda mitad del torneo fue igualmente dura para Argentinos. Sólo dos triunfos más entre las fechas 18 y 32 (4-2 a Central en Rosario en la 26° y 3-1 sobre Platense en Juan Agustín García y Boyacá en la 31°) y apenas algún “empate triunfo” cuando las papas quemaban como el 2-2 ante el encumbrado Boca de Maradona en la 29°. Todo eso se intercaló con varias derrotas, algunas humillantes como el tenístico 1-6 propinado por River. Para colmo de males, se peleaba por la permanencia con Sarmiento y San Lorenzo, a los que se debía enfrentar como visitante en la antepenúltima y la última fecha, respectivamente. Una durísima derrota en Junín dejó al Tifón de José Varacka a golpe de knock out, del que pudo sobreponerse con un 2-1 sobre Unión en La Paternal. Quedaba un partido a todo o nada contra el Ciclón, que necesitaba apenas de un empate para permanecer en Primera. Como para agregarle un componente dramático adicional, el partido debía jugarse el 15 de agosto de 1981, día del 77° aniversario de la fundación de nuestro club.


El partido, disputado en un estadio de Ferro que ese día superó su récord de entradas vendidas, estuvo cargado de fricción y fue sumamente disputado. Mientras que Sarmiento se despachaba con un holgado 3-0 sobre el ya descendido Colón, en Caballito se definía la última plaza de la permanencia en Primera. Apenas pasado el primer cuarto de hora, un rebote en el brazo de Pedro Remigio Magallanes tras un cabezazo de Osvaldo Rinaldi fue interpretado como penal por el árbitro Carlos Espósito. El arquero Mario Alles tenía la responsabilidad de parar la ejecución de Delgado. Éste pateó a la derecha y, adivinando su intención, el guardameta uruguayo se tiró hacia ese lado, conteniendo tanto el penal como el rebote. Las tribunas eran un hervidero y Argentinos se hacía grande. Carlos Vidal era el dueño del mediocampo y aprovechaba la velocidad de Magallanes por izquierda. En una de sus tantas incursiones en el área cuerva, el ex Independiente superó en velocidad a Rubén Glaría, veterana gloria del conjunto de Boedo. Para impedir el desborde, el “Hueso” le hizo una ominosa falta en el área mayor y Espósito volvió a pitar penal, pero esta vez para Argentinos. Carlos Salinas se hizo cargo de una pelota que debía pesar toneladas, siendo que las llegadas eran pocas y quedaban apenas unos seis minutos para el final del primer tiempo. Enfrente estaba el paraguayo César Mendoza, quien años más tarde formaría parte de la etapa más gloriosa de Argentinos. Con suficiencia, el “loco” la acomodó cerca del palo derecho del arco de Martín de Gainza haciendo delirar a la parcialidad visitante, que se encontraba ahí detrás. La desesperación de San Lorenzo fue el sello distintivo del segundo tiempo, pero el 1-0 sería inamovible, a pesar de algún tiro aislado que estremeció el travesaño del arco de Alles.


Con esa diferencia de un gol en el partido y de un punto en la tabla de posiciones, Argentinos quedó en la historia como el primer verdugo de uno de los así denominados “grandes” del fútbol argentino. Revalidó, de esta forma, su plaza en Primera que mantenía ininterrumpidamente tras su ascenso a fines de 1955. Atrás quedaron las polémicas y los intentos desesperados que aún mascullan algunos hinchas azulgranas como aquella supuesta mala inclusión de Alles por carecer de visado de trabajo -luego desestimada-, buscando ganar en las oficinas de AFA aquello que se había perdido sin atenuantes en el campo de juego. Tras este partido, se iniciaría un ciclo totalmente diferente para nuestra historia futbolística. Mantener la categoría permitió la llegada del “tano” Trigilli a la dirección técnica, iniciando un proyecto de largo plazo continuado y potenciado por Ángel Labruna, Roberto Saporiti y José Yudica (y, debe decirse, financiado por los ingresos del pase de Maradona al Barcelona) que llevaría al primer equipo a escribir las páginas más gloriosas de todos los tiempos. De no haber mediado personajes como Mario Alles, el “pinza” Vidal, José Varacka, Pedro Magallanes o el “loco” Salinas (los últimos tres, en la llamativa foto que ilustra el artículo), todo lo que vino después jamás habría sucedido. No sólo fue una hazaña mandar al descenso a San Lorenzo, sino que fue el primer paso hacia la cima del mundo, aunque por supuesto nadie lo sabía en aquella soleada tarde de agosto. Sufriendo hasta el final, como marca la historia, Argentinos pudo celebrar sus primeros 77 años de vida a lo grande con una inolvidable caravana de Caballito a La Paternal que tres años y algunos meses más tarde se repetiría, pero con un cariz totalmente distinto.


Autor: Prof. Tomás Gonzalez Messina
Fuentes: RSSSF.com, Revista El Gráfico (N° 3226, 3227, 3228 y 3229, agosto de 1981), Diario Clarín Deportivo (ediciones del 8, 9, 15 y 16 de agosto de 1981 y ss.), Comunicado de la Comisión Directiva de la AAAJ fechado el 30/5/1981 “Se suministra información préstamo y opción de compra Jugador Diego Armando Maradona.-”.


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