“Pasé de no conocer mucho a hacerme hincha de Argentinos”
Conocé a Giovanni Marques, el volante central de la Novena que nació en La Rioja y terminó enamorándose del club. Su llegada a La Paternal, los días que pensó en volverse y la vida en la pensión. “Maduré mucho después de eso”, dice.
Giovanni Marques (14) se crió correteando a pocos metros de las sierras de Villa Sanagasta, un pueblo ubicado a unos 30 kilómetros de la capital de La Rioja. “Acá no hay Baby, así que empecé a jugar en el equipo de mi barrio que queda a la vuelta de mi casa”, cuenta. Aunque esos días perfeccionando su técnica en el Noroeste del país fueron apenas el comienzo.
Cuando cumplió 10 años y su idea de ser futbolista empezaba a tomar forma, una prueba en Mar del Plata a fines de 2016 marcó el rumbo de su futuro: en febrero de 2017 lo llamaron de Argentinos para formar parte del club y viajó junto con otros juveniles del Interior. “Fue un momento único. De un pueblo tan chico estar ahí es un logro enorme”, dice mientras el pecho se le infla de orgullo.
Pero así como sonríe, también le da un paso a los suspiros. Porque, para hacerse un lugar entre los talentos de «El Semillero del Mundo», el volante debió gambetear una serie de obstáculos que lo obligaron a pensar en volverse a su casa. Así fue como pasó el primer año entre boletos y valijas, recorriendo una vez por mes los mil y pico de kilómetros que lo separan de Capital Federal. “Me costaba mucho -recuerda- y era un gasto enorme. Mi familia hacía un sacrificio terrible”.
Al año siguiente, en 2018, el riojano tomó la decisión de asentarse en Buenos Aires y aceptó el desafío de convivir durante algún tiempo con otros tres juveniles en un departamento: “Extrañaba mucho. No me acostumbraba… Quería volverme. Diego Lanzani le explicó a mi papá que era normal, que iba a cambiar de idea cuando empiece el colegio y así fue”.
– ¿Y tus papás qué te dijeron?
– Que no me iban a obligar a nada y que hiciera lo que me parecía mejor, porque era mi decisión.
– ¿Cómo fue venirse a un departamento en Buenos Aires y convivir con otros chicos?
– Me costó ese año, porque tenía 11 y me fui dando cuenta de muchas cosas: aprendí a manejarme solo, a cuidar mis cosas, mi plata, a saber cuándo sí y cuándo no… Maduré mucho después de eso.
– Fue un antes y un después…
– Sí, era de no creer. De estar en un pueblo con 2.000 habitantes a estar en un club como Argentinos… Una locura que me llena de orgullo.
El comienzo de 2019 trajo aparejado un nuevo desafío para Gio. A poco de empezar a entrenarse con Prenovena, mudó sus ilusiones a la pensión y en medio de la rutina encontró el orden que lo llevó a afianzarse en el equipo titular (jugó 22 partidos y convirtió dos goles). Aunque también tuvo otro empujón. “Pasé de desempeñarme como enganche a ser volante central. Hugo Ratallino me pedía que haga jugar al equipo y tuve mucho contacto con la pelota. La confianza de mis compañeros también fue muy importante”, detalla.
– Este año era importante para ustedes, porque era el primero de Juveniles. ¿Qué sentiste cuando se suspendió el torneo?
– Sentí un bajón tremendo, porque era nuestro momento. Era el momento de demostrar que éramos Novena, que podíamos plasmar en cancha que éramos mejores y buenos.
– ¿Qué diferencias notás en el entrenamiento entre Infantiles y Juveniles?
– Muchas. Dos días más de entrenamiento se notan mucho y lo veo en la forma física de cada uno.
– ¿Cómo hacen para mantener la motivación si no saben cuándo arranca el torneo?
– En mi pueblo es distinto porque puedo salir una hora y aprovecho para correr. Me mantengo motivado entrenando y viendo videos de jugadores como Busquets, Mascherano, Enzo Pérez, Gago…
– ¿Qué es lo que tratás de copiar de tus referentes?
– Me fijo mucho cómo se paran, qué hacen cuando tienen la pelota y sobre todo las ganas que le ponen a presionar, a correr… A todo.
– ¿Y a vos? ¿Qué te marca el DT?
– Me marcaron mucho la frustración, que es lo que más me cuesta. Doy un pase mal y me quedo renegando. Lo mismo me pasa cuando pateo mal al arco… Termina el partido y me quedo pensando en eso todo el día.
Aunque todavía le quedan unos cuantos caminos por andar, Giovanni Marques tiene su objetivo claro: dejar una huella en el club para que el nombre de su pueblo llegue a lo más alto. Porque Argentinos, un nombre que antes para él pasaba inadvertido, hoy es su razón. “Veía algunos partidos, pero no sabía la historia. Pasé de no saber mucho a hacerme hincha”, dice. Y, si bien su partida de nacimiento lo ubica en Villa Sanagasta, su corazón va a estar siempre en La Paternal.
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