El seleccionado junior de handball femenino se consagró campeón del torneo Sur-Centro de Buenos Aires y obtuvo así la clasificación al Mundial de Eslovenia. El equipo contó con la presencia de nuestra jugadora Martina Hoh. Aquí, compartimos sus impresiones luego de esta gran conquista.
El handball tiene la sana costumbre de traer grandes noticias a este espacio, que llenan de orgullo a la familia de Argentinos. En esta ocasión, tenemos el agrado de celebrar una conquista del seleccionado nacional femenino junior, flamante campeón del torneo Sur-Centro disputado a fines del mes pasado en el CeNARD. Cuatro personas vinculadas con nuestro handball formaron parte del proceso de esa conquista. En esta nota, nos vamos a detener en el caso de una de ellas.
Martina Hoh tiene 19 años y lleva más de una década en nuestros distintos equipos. El amor por este deporte y por el club viene de familia. Empezó a jugar siendo una niña de seis años siguiendo el ejemplo de su hermana Carolina, a su vez integrante de los seleccionados juveniles y junior. Como casi todas nuestras deportistas, vivió un tiempo difícil durante los meses de aislamiento por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, siguió conectada con el deporte y mantuvo el nivel que desde muy joven la llevó a formar parte de distintos procesos de selección como el Prohand y la preselección de juveniles.
Las ganas y el afán por volver a las canchas hicieron que se destaque y que supere los distintos cortes en el plantel que disputó el certamen clasificatorio para el Mundial. Se vio beneficiada, claro, por el acompañamiento y el compromiso de sus compañeras de equipo en la Albiceleste. Allí tiene la suerte de compartir entrenamientos y objetivos con varias de sus amigas, que estimulan mutuamente sus ganas de competir y superarse. Todo esto, sumado al constante apoyo recibido por parte de sus entrenadores y compañeras en Argentinos y en el seleccionado fueron una combinación perfecta para que ponga en cancha lo mejor de su juego.
La experiencia le resultó inolvidable y única, no sólo por el nivel individual y colectivo o por los resultados obtenidos. Especialmente, por haber logrado esta conquista en su ciudad, rodeada por el afecto de sus familiares y amistades y luego de haber superado esos largos meses sin competencias. Habiendo formado parte del equipo campeón, se tomó revancha por ese parate forzoso en el primer torneo internacional disputado con la selección en el país luego de muchos años. El momento más emotivo, sin lugar a dudas, fue el abrazo con su familia en las tribunas luego de la disputa del partido decisivo. Poder verlos llenos de orgullo entre el público le resultó una imagen invaluable.
Por supuesto que la conquista del título no cayó del cielo. El logro se debe a años de esfuerzo y dedicación jugando para el club, rodeada por el constante apoyo y la calidez de sus compañeras y entrenadores a quienes en todo momento recuerda, valora y reconoce. Particularmente, quisiera destacar entre sus compañeras a Agustina Lorenzo y Valentina Chadi, quienes también formaron parte de todo el proceso de la selección pero no llegaron a disputar este torneo.
El aporte defensivo de esta lateral izquierda que dejó el nombre de Argentinos en lo más alto fue muy importante para el equipo nacional. Pero igualmente importante fue el aporte que hizo el club para disponer las condiciones para el desarrollo de esta jugadora que hoy nos llena de orgullo a todas y todos, como lo hizo cuando conquistó el Sudamericano de Menores allá por 2016. Estaremos siguiendo sus pasos en el proceso que conducirá a Argentina al mundial y, por supuesto, en su camino al ascenso en esta temporada vistiendo nuestros colores. ¡Felicitaciones, campeona!
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