El Departamento de Historia de la A. A. Argentinos Juniors celebra el 60° aniversario del debut en Primera de uno de los mejores arqueros surgidos del Semillero: Antonino Rodolfo Spilinga.
Primeros años
Antonino Rodolfo Spilinga nació en Buenos Aires en junio de 1940 y se formó como futbolista en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors. Su sobriedad en el puesto y sus buenas condiciones llevaron a que Manuel Giúdice, entonces DT de Argentinos, lo sumara al plantel profesional para algunos partidos en el primer semestre de 1958, a pesar de que “Nino” contara con jóvenes 17 años. Su edad no fue obstáculo para su pronto debut en Primera, en una parada brava contra River Plate.
Su gran día llegó el 26 de abril de 1958. Argentinos recibía al conjunto millonario en el estadio de Vélez Sarsfield por la segunda fecha del grupo “B” de la Copa Suecia, un certamen organizado en conjunto por la embajada de ese país y la AFA durante el receso obligatorio del torneo de Primera División por la participación del seleccionado nacional en la Copa del Mundo. El bicho debía levantar su imagen luego del 4-2 recibido en Rosario ante Central seis días antes. Si bien Jorge Madeira era el habitual guardavalla titular, el “colorado” Giúdice optó por darle una chance al joven Spilinga, para probar entre los grandes esas mentadas cualidades que mostraba habitualmente en las inferiores. “Nino” estuvo a la altura de las circunstancias y fue uno de los puntos altos en el triunfo por 3-1 (con dos de Sciarra y uno de Trigili, descontando Julio Nuin para el visitante), siendo destacado incluso por la prensa gráfica del momento.
Con el retorno del certamen regular, Giúdice volvió a optar por darle una oportunidad a la joven promesa. Mantener la valla invicta en su segundo partido como profesional (en un triunfo 2-0 en Parque Patricios ante Huracán) fue una carta ganadora en la pelea por el puesto con Madeira y Francisco Zárate. Así, mantuvo la titularidad por cinco fechas más. Luego, Madeira recuperó el puesto, con “Nino” como arquero alterno, disputando algún que otro partido más. Al año siguiente, apenas jugó un encuentro. Pero sus buenos rendimientos ya habían llamado la atención de los grandes.
El “tanito volador”: un arquero itinerante
En 1960, antes del torneo en el que Argentinos daría la gran sorpresa al mantener el liderazgo casi de principio a fin, fue transferido a Boca Juniors por la cuantiosa cifra de 550.000 pesos. Allí sería suplente de un histórico como Antonio Roma, y comenzaría su recorrido por varios clubes importantes de nuestro país, con Argentinos como habitual punto de retorno.
Volvió a La Paternal para ser titular en 1964 tras alternar en Rosario Central y, al año siguiente, se sumó a Racing de Avellaneda. Allí, sería el suplente de Agustín Mario Cejas y parte del primer campeón intercontinental argentino en 1967. Regresó a su casa en 1970, ya afianzado como titular indiscutido y capitán, poniendo el hombro en años difíciles para el club en los que luchar por la permanencia fue una constante. Así y todo, siempre se mantuvo como uno de los puntos altos de los planteles que integró, haciendo gala de sus cualidades, su estilo ortodoxo, sus magistrales voladas y, sobre todo, de su acentuado profesionalismo. Dejó definitivamente el primer equipo de Argentinos en 1974, redondeando 149 encuentros, que incluyeron seis penales atajados.
Últimos años en el fútbol
Luego de irse de Argentinos por la puerta grande, recaló en un All Boys que por entonces también luchaba año tras año por mantenerse en Primera División. Sus rendimientos en el vecino de Floresta también fueron de lo más destacados, y aún hoy es querido como propio y recordado como uno de los mejores guardametas en la historia del equipo.
En 1978 llegó a Estudiantes de Buenos Aires, club en el que colgaría los guantes a finales del año siguiente con 39 años de edad.
Nino: una parte de Argentinos
Spilinga siempre se mantuvo cercano a Argentinos, el club que lo formó y del que es hincha. Hoy, a sus jóvenes 77 años, continúa trabajando diariamente en el CEFFA de Bajo Flores. Junto a Rodrigo Reynoso y Javier Carmaran, es responsable por la formación de los arqueros juveniles de las distintas divisiones del Semillero del Mundo.
En este día tan especial, saludamos al querido “Nino”. Un símbolo de nuestra institución que desde su bajo perfil y su esfuerzo siempre nos ha dado satisfacciones. Dentro del campo, por ser uno de los mejores guardavallas que hayamos disfrutado, a pesar de tocarle en suerte años difíciles para el equipo. Fuera de la cancha, por ese compromiso cotidiano de transmitir años de sapiencia a los valores de nuestro Semillero, enriqueciéndolo y haciendo su valioso aporte para que sigamos siendo una institución de referencia en la formación de futbolistas.
Autor: Tomás González Messina
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