Argentinos Juniors empató 1-1 con River Plate por la primera jornada de la Zona Campeonato de la Copa Diego Armando Maradona. Resultado justo para un partido equilibrado, que tuvo un tiempo para cada equipo.
Enfrentar a River siempre resulta una parada brava para Argentinos. Incluso en esta ocasión, cuando el equipo de Gallardo llegó al duelo con la cabeza puesta en la Libertadores y apostó por una combinación entre titulares y suplentes. El Bicho, por su parte, venía con los ánimos en alza tras dos triunfos consecutivos pero con la pérdida de su capitán Torrén en el último entrenamiento. Esta combinación de factores condujo a que brinden un partido en el que jugaron de igual a igual y resulte lógico un empate.
Así las cosas, el partido comenzó con el típico estudio mutuo. Argentinos continuó con el libreto que le dio buenos resultados en las últimas fechas: paciencia para salir jugando desde el fondo y ataque por las puntas. El DT rival, un estudioso del juego, tenía en carpeta algunas de las falencias del equipo de Dabove, como sus problemas para retroceder en defensa. Esto lo llevó a inclinarse por poner delanteros rápidos como Borré y Álvarez y a intentar con pelotazos largos a espaldas de la improvisada dupla de centrales Di Cesare-Quintana.
Tras un par de intentos con ese recurso, el local pudo conectar: un bochazo largo de Angileri encontró bien posicionado al punta colombiano, quien superó la marca de Quintana y se fue solo contra Chaves. El guardameta se apuró en salir y luego quedó sumamente expuesto, con la única alternativa de cortar con infracción en el área. El joven Álvarez definió con calidad al palo derecho poniendo el 1-0 de penal. El gol hizo crecer a River, que tomó el control del partido por un buen tramo. A los pocos minutos, Ignacio Fernández debió abandonar el campo por una lesión. La pérdida del hombre más claro en el medio de River no se evidenció sino hasta después del entretiempo.
Tras el descanso, Argentinos volvió a la cancha con más actitud. En un principio, lo hizo con más ganas que fútbol. El millonario seguía manejando la pelota, pero de a poco empezaron a levantar vuelo dos de los puntos más altos del visitante. Por un lado, un Franco Moyano que niveló la mitad de la cancha y comenzó a imponerse en el duelo personal ante Bruno Zuculini. La colaboración entre el ex San Lorenzo y el joven Ibarra fue fundamental. Por el otro, la sociedad ofensiva entre Edwar López y el capitán Gabriel Hauche. El colombiano había tenido sus chances en la primera parte y tendría algunas más en la segunda, pero no pudo capitalizarlas por impericias en la definición. Más allá de eso, redondeó un buen partido colaborando con el trabajo sucio en el ataque (supliendo al lesionado Ávalos en esa tarea) y aprovechando su potencia física. El demonio, por su parte, era protagonista en el área rival, mostrándose movedizo y punzante.
El juego volcado a la ofensiva era prometedor, a pesar de que a Argentinos le costaba mucho llegar con claridad al arco y que seguía quedando expuesto a los contragolpes de River. Habiéndose adueñado de la pelota por varios minutos, intentaba por los costados pero chocaba con una defensa eficaz. Hasta que a los 66’ pudo ingresar al área rival tirando paredes: luego de una jugada exquisita a un toque, Coronel puso el empate tras pase de Hauche. El gol dio paso al mejor momento de Argentinos en el partido, exactamente como había pasado con River en la primera mitad. Moyano se erigió en el hombre clave, aportando salidas criteriosas y siendo el primer pase en ofensiva.
Con el correr de los minutos, Argentinos fue sintiendo el trajín del encuentro y se quedó físicamente ante un oponente que empezó a exigir más en ese aspecto que en lo futbolístico. Si bien los cambios de Gallardo sirvieron para nivelar más el medio, no generaron que River se adueñe del encuentro. Chaves tuvo un par de intervenciones clave para redimirse de su fallo en el tanto rival, en un pasaje del partido en que las incursiones ofensivas de Argentinos se interrumpieron. El balance sin dudas es positivo al no haberse amilanado ante un rival de gran jerarquía al que se enfrentó en igualdad de condiciones.
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