Argentinos Juniors cayó por la mínima ante Unión en un mal partido en el que nunca encontró los caminos. El gol vino de penal apenas iniciado el encuentro.
La ciudad de Santa Fe está despidiendo el mes de agosto con un pequeño verano que presentó una temperatura de 31 grados centígrados y pleno sol en la tarde del lunes. Bajo esas condiciones, Unión y Argentinos se enfrentaron al final del mediodía en el estadio 15 de abril y brindaron un espectáculo que invitó más a la siesta que al disfrute del deporte. El local venció por 1-0 merced a un penal convertido a los cuatro minutos de partido y a su disciplina táctica, que el equipo de Milito nunca pudo doblegar.
Como sucedió un par de fechas atrás ante San Lorenzo, no hay forma de explicar el partido sin empezar por el gol tempranero. En su primera incursión en ataque, Borgnino fue derribado en el área grande por Elías Gómez. Él y Lucas Villalba tuvieron una desinteligencia para el despeje de una pelota que venía a los rebotes cuando el delantero tatengue robó para dirigirse sin marca al gol. Puede decirse que la infracción era inevitable. La ejecución de Cordero, aunque anunciada, fue fuerte hacia la izquierda de un Chaves que eligió el otro palo.
El tanto no trajo cambios en el desarrollo del partido, que se mantendría sin mayores variantes en sus más de 90 minutos. Como suele hacer, Argentinos hegemonizó el control de la pelota y tuvo una abrumadora presencia en ataque que casi nunca pudo traducir en llegadas claras de gol. Parecía que la única forma de llegar al arco de Moyano era con remates de media distancia, pues la defensa de cinco hombres del local sostenía una disciplina inclaudicable. Villalba y Florentín probaron desde afuera del área, pero sus disparos salieron cerca. Otra constante, que se arrastra del partido ante Talleres, fue que la práctica totalidad de los ataques del equipo de Milito estuvieron en el sector derecho de la ofensiva.
En la segunda parte, Jonatan Gómez se adueñó de la conducción. Tuvo muchos problemas para entregar limpio a los delanteros ya que invariablemente aparecían marcados con firmeza por una zaga local que no daba respiro. Nicolás Reniero tendría dos oportunidades claras, despejadas al córner la primera por un zaguero y la segunda por Moyano. Toda esa mitad fue un monólogo de Argentinos chocando una y otra vez con el muro defensivo de Azconzábal.
El local estuvo cerca de liquidar la historia de contragolpe. La primera salvada estuvo a cargo de Florentín, quien apareció como improvisado último hombre en un gran contragolpe unionista luego de un córner favorable a Argentinos. En el cuarto minuto de descuento, Cabrera pudo empatar con otro tiro de media distancia, pero agarró la pelota rebotando y la terminó mandando por sobre el horizontal. Justamente luego de esa jugada, Unión sacó una contra rápida mientras Chaves estaba muy adelantado. El carrilero derecho Federico Vera, muy atento, sacó un remate desde la mitad de cancha que superó largamente al arquero. Luciano Gómez hizo una carrera vertiginosa hasta la valla, que salvó en el último momento.
Sin mucho más para destacar se fue el encuentro de la novena fecha, otro de esos que se olvidan pronto. Argentinos ratificó lo mucho que le cuesta jugar en el 15 de abril (donde no gana desde hace veinte años, no convierte hace diez y apenas triunfó en 4 de 34 partidos en primera) y la enorme dificultad que le representan los equipos que se olvidan de la posesión de la pelota y se enfocan pura y exclusivamente en defender. Hora de dar vuelta la página y de levantarse el próximo lunes en La Plata, cuando visite al entonado Estudiantes.
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